Gabriel Boric Font abogado y ex-activista estudiantil es el primer político ajeno a la estrecha corriente de centro-izquierda-centro-derecha que gana el poder desde que el país salió de los grilletes de la dictadura de Augusto Pinochet y se (re)democratizó en 1990.
Chile al igual que otros países latinoamericanos ha sufrido y sufre las consencuencias de una mala política. A finales de 2019 y principios de 2020 el país estaba en turbulencia, con protestas y disturbios por el bajo nivel de vida y la desigualdad social. Un aumento de precios en el sistema de metro de Santiago detonó un conjunto de manifestaciones antigubernamentales que se extendieron a otras ciudades y fueron seguidas por saqueos desenfrenados, vandalismo y la declaración del estado de emergencia.
Los chilenos se mostraron tajantes contra el statu quo que viven bajo el presidente saliente Sebastián Piñera, el presidente de centro-derecha que estuvo primero en el poder desde 2010 hasta 2014 y de nuevo desde 2018.
Gabriel Boric, tatuado, con barba, joven y dinámico, candidato de la coalición de izquierdas Apruebo Dignidad, formada por el Partido de la Igualdad, el Frente Amplio y el Partido Comunista, entre otros- ganó por su propuesta de elevar los impuestos a los ricos, aumentar el gasto público, así como la equidad de género, el empoderamiento de las mujeres y de los pueblos indígenas, el fin de la brutalidad policial y de las políticas económicas neoliberales, la profundización de la democracia y de los derechos civiles y, sobre todo, la acción urgente contra el cambio climático.
Nacido en la ciudad sureña de Punta Arenas en 1986, Boric estudió Derecho en la Universidad de Chile en Santiago. Saltó a la fama pública cuando, en 2011, se convirtió en el rostro de un movimiento de protesta de izquierdas que impulsó la transformación del sistema educativo privatizado del país. La protesta dio lugar a amplias reformas y Boric siguió una carrera política. Se presentó con éxito a las elecciones parlamentarias de 2013 y fue reelegido cuatro años después. Cuando estallaron las protestas por el nivel de vida en 2019, Boric no solo fue un firme partidario de los manifestantes, sino que también apoyó el impulso para reformar la constitución del país de la época de Pinochet, una campaña que fue impulsada -y ganada- por los disturbios.
Al igual que los militantes de otros lugares, Boric también se enfrenta a enormes obstáculos para promulgar los cambios cruciales que, en el caso de Chile, son necesarios para garantizar la justicia y la dignidad de la mayoría desatendida del país. A pesar de los amplios márgenes de la victoria de Boric, con un 56% de los votos y el mayor total en la historia del país, el camino que queda por recorrer no será fácil. Al fin y al cabo, el 44% del electorado votó a alguien tan retrógrado como su oponente José Antonio Kast, que, al igual que los autócratas de otras naciones (como Trump), ha marginado y devorado a los elementos potencialmente liberales de los partidos de derecha tradicionales. Y las grandes reformas tendrán que negociarse en un Congreso en el que la coalición radical que apoya al presidente entrante -junto con sus aliados del centro-izquierda- apenas posee una mayoría viable.
Chile aclama la victoria de Boric como el triunfo final sobre el pinochetismo. Cientos de chilenos gritaban: "Hemos derrotado al fascismo".
Cabe recordar que Kast, el candidato opositor, defendió la dictadura de Pinochet y restó importancia a las violaciones de los derechos humanos cometidas durante la dictadura en la campaña electoral. También se pronunció en contra de la nueva constitución para Chile, que debería sustituir por fin a la de Pinochet.
Sebastián Kraljevich, jefe de estrategia de Gabriel Boric
Kraljevich fue pieza clave en el equipo de Boric: "El miedo pesó más incluso que los partidos que soportaron a Boric. Gente que no votó por diferentes razones y que se dio cuenta de que había una amenaza real. Eso fue muy positivo para nuestra campaña", dice el estratega chileno.
"El 'fantasma del comunismo' es un tema que los derechistas usan a menudo en las campañas contra la izquierda.También en Chile tuvo su efecto. Por ejemplo, en la segunda vuelta anterior, la de 2017, se enfrentaron Piñera y Alejandro Guillier, quien era más centroizquierda que Boric, pero la fórmula de esa campaña fue instalar la idea de "Chilezuela". Es algo que puede dar risa, pero no dio risa y les funcionó bastante bien, porque el miedo moviliza, es una fuerza súper potente, hacemos muchas cosas por miedo. Entonces en este caso la apuesta por etiquetar a Boric como el candidato comunista logró movilizar más o menos a las mismas capas que se movilizaron por el miedo a "Chilezuela". Es gente que en primera vuelta no vota, pero ante el temor de este fantasma sí se moviliza para ir a votar en la segunda vuelta. De hecho, cuando se miran los números, Kast saca prácticamente los mismos votos con los que Piñera ganó la elección pasada. Lo que hay es una masa nueva de gente que fue a votar en segunda vuelta y que explica el millón de votos de diferencia de esta elección. Mi lectura es que sí fue efectivo para ellos agitar el fantasma del comunismo", afirma Sebastián Kraljevich para el Diario Público.
"Recibo este mandato con humildad. Sé que en los años que vienen se juega el futuro de nuestro país. Por eso les garantizo que seré un presidente que cuide la democracia y no la exponga, que escuche más de lo que habla; que busque la unidad de los acuerdos y que atienda, día a día, a las necesidades de las personas; que combata los privilegios y trabaje cada día por la calidad de vida de tu familia", dice Gabriel Boric en sus redes sociales y página web.
Ideales
Boric critica los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, calificándolos como dictaduras represivas de los derechos humanos. "Desde la Izquierda Socialista, Democrática y Libertaria no podemos permitirnos continuar con el doble estándar en esta materia, ni escudarnos en el principio de autodeterminación de los pueblos para justificar violaciones a los derechos humanos contra esos mismo pueblos", dijo Gabriel Boric en agosto de 2018.
¿Qué piensan los chilenos sobre Boric?
Según una encuesta de "Plaza Pública Cadem" 46% de los chilenos creen que a Chile le irá muy bien con el nuevo gobierno de Gabriel Boric, 9pts menos con respecto a la semana pasada.
El 80% se siente optimista respecto a cómo será el 2022 para sí mismo y la familia; 68% es optimista respecto a las empresas; 60% sobre la situación económica del país; 57% sobre la economía mundial; 54% es optimista respecto a la situación política; y 53% respecto a los consumidores.
Más datos sobre Boric
El presidente electo chileno se considera agnóstico.
En el 2018 Boric presentó una licencia médica a su labor parlamentaria y se internó voluntariamente por dos semanas en un Hospital Psiquiátrico debido a una crisis del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) que le fue diagnosticado desde su infancia.
Su pareja es Irina Karamanos, antropóloga, cientista social y politóloga de la Universidad de Heidelberg, relación que mantiene desde el 2019.
Presidente electo @gabrielboric abre su intervención en Enade con un poema de Enrique Lihn. (vía @gheragor) pic.twitter.com/pr5NsJsUAw
— NYC Prensa (@NYC_prensa) January 13, 2022