Después de pasar por muchos problemas internos, habían decidido elegir a la cabeza del partido a Ulrike Lunacek, una de sus mejores propuestas, experta política y hasta entonces vicepresidenta del Parlamento Europeo. Y nada funcionó. Pero la política es así, como el mar, con momentos de tormenta y momentos de calma y nadie sabe cuando va a suceder. Así que después de la tormenta, vino la calma, tiempo de reflexión y planificación del futuro y esta vez si funcionó. Tampoco se lo esperaban. Fueron los primeros sorprendidos cuando en las últimas Elecciones Generales de 2019 obtuvieron el 13,9 % de los votos. El resto, ya es historia, historia de Austria.
Por primera vez una coalición de Gobierno conformada por los Verdes y los Turquesa. Según los votos, el orden debería ser al revés, pero dicho así, suena como el color del mar y conjuga bien con lo de la tormenta y la calma. Y aunque ambos partidos se han esforzado mucho para que esta coalición fuera posible, los tiempos futuros no estarán exentos de tormentas. Las posiciones son extremadamente divergentes en sus temas políticos. Protección ambiental contra Economía. Sanidad y en ella, equiparación de derechos. Inmigración contra control de fronteras... Ha habido y habrá que hacer muchas concesiones por ambas partes, pero más los Verdes. Ulrike Lunacek, ha sido llamada ahora a la vicecancillería, como Secretaria de Estado para Arte y Cultura, para trabajar junto al vicecanciller, de los Verdes, Werner Kogler. Ella posiblemente tenga un oído atento para los temas relativos a la América Latina. La conoce bien y habla castellano a la perfección. Y es bueno, que en el Gobierno de Austria haya alguien con una percepción de la América Latina fundada en la propia experiencia y en el conocimiento profundo. Sólo así se podrá hablar de las necesidades y de posibles proyectos de cooperación y ayuda. Pero en una reciente entrevista televisada Lunacek dijo que sus prioridades son por ejemplo: que aunque hay que respetar las tradiciones culturales, tan instauradas en Austria, es necesario renovar e innovar. Dar más paso y más ayudas a autores y a grupos de teatro pequeños, que aporten nuevas ideas y conceptos a la escena. Y que será necesario también, reconsiderar los sueldos que cobran ciertos directores de los teatros y museos del Estado. Instaurar lo que ella denominó: "Fair play". Y la tormenta está servida. Los primeros cambios en las destituciones y en las nominaciones ya han causado las primeras olas de estupor e indignación. Pero no hay renovación posible sin cambios. Aunque las malas lenguas aventuran, que los Verdes ya empiezan a pagar el precio por estar en la coalición gubernamental y la consecuencia son ciertas nuevas decisiones en el ámbito de la cultura. Tiempo al tiempo. Todavía es temprano para saber a donde conducirán estos oleajes, tal vez sirvan para traer realmente tiempos de renovación e innovación.