Un informe de la Fundación Austríaca para la Investigación en Desarrollo (ÖFSE) señala que los estudiantes migrantes y refugiados se benefician de apoyos como cursos de idioma, programas preparatorios y asesoría académica. Sin embargo, también enfrentan obstáculos persistentes: dificultades económicas, falta de reconocimiento de títulos previos y el impacto emocional de la migración.
En el ámbito universitario, varias instituciones participan en la iniciativa MORE de la Conferencia de Universidades Austríacas, que permite a personas refugiadas asistir a cursos y recibir apoyo lingüístico sin necesidad de una admisión formal completa. Esto ofrece una primera puerta de entrada al sistema académico.
En las escuelas, una investigación de la Universidad de Viena muestra que las clases especiales de refuerzo en alemán ayudan al aprendizaje del idioma, pero pueden dificultar la integración social, ya que separan al alumnado del grupo regular. Algunos niños describen sentirse “al margen”, lo que afecta su bienestar y su rendimiento.
El Informe de Integración de Austria y reportes del Consejo de Europa subrayan además la existencia de trámites complejos para la convalidación de estudios, diferencias en la formación previa y casos documentados de trato desigual hacia estudiantes con antecedentes migratorios.
A pesar de todo, abundan los ejemplos positivos: jóvenes que logran continuar sus estudios gracias a programas como MORE, niños que avanzan rápidamente en alemán con apoyo adecuado y adultos que encuentran nuevas oportunidades a través de la educación continua.
Para que estas historias sean más frecuentes, Austria necesita procesos de reconocimiento más ágiles, modelos escolares más inclusivos y apoyo suficiente en lengua y acompañamiento social. La educación puede abrir puertas, pero solo si esas puertas están realmente al alcance de todos.